EL BOTIJO y su utilidad

El botijo es un recipiente tradicional en España, usado para enfriar agua y conservarla fresca.
Hecho de barro cocido poroso, es una vasija panzona que posee dos orificios. Uno más ancho para llenarlo, llamado boca, y otro llamado pitón o pitorro, que produce un fino chorrito para beber.

¿Cómo funciona?

Desde sus orígenes prehistóricos hasta hoy, el botijo ha estado presente en todos los pueblos del Mediterráneo. Su historia se remonta a las Mesopotamia, donde se encontraron los primeros restos de recipientes con formas similares a los actuales. su máximo esplendor llegó en la Edad de Bronce (3800 a 1200 a. C.), y ya en la Grecia Helenística (323 a 146 a. C.) era un artículo ornamental.

En la Península Ibérica, por los calores murcianos propios del sur, se realizaron ensayos para que el agua no se calentara al guardarla. Y así descubrieron el poder del Botijo para conservarla fresca, incluso bajo el sol. Pero ¿Cómo es posible esto?

Simple: El agua dentro del Botijo (que no es impermeable ni hermético) “SUDA”, y se filtra lentamente por los poros de la arcilla. Entonces, en contacto con el exterior seco, se “VENTILA”, se evapora, bajando así la temperatura del interior del Botijo.

Funciona solo en ambientes secos como la zona mediterránea y el sur de la península ibérica. Pues el aire seco que rodea al Botijo elimina el “sudor” de éste, enfriando aún más el agua dentro, bajándola hasta 10º C menos que el exterior.

Para que el agua no tenga sabor al barro del botijo, se recomienda curarlo, echando anís en su interior, y agitándolo un poco. En algunas regiones se lo deja unos días lleno de agua con un poco de anís. En otras zonas, se colocan dentro cantos marinos, se deja en agua unos días, y se enjuaga.

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